lunes, 1 de septiembre de 2008

Payasos sin fronteras en Kosovo


Kosovo, que declaró unilateralmente su independencia de Serbia el 17 de febrero de 2008, es un pequeño país del tamaño de la comunidad murciana en medio de los Balcanes. Poblado por dos millones de habitantes, intenta levantarse tras la guerra del año 99.

Además de la destrucción física, en esa guerra también se perdió un bien mucho más difícil de reconstruir: la convivencia multiétnica. Muchas comunidades viven aisladas y se relacionan muy poco o nada con sus vecinos, a los que desgraciadamente a menudo temen.

La ONG Payasos sin Fonteras realizo entre mayo y junio del 2008 una “caravana de la risa” con 50 actuaciones por todo Kosovo y para todos los Kosovos. Los artistas Javier Rey y Javier Ariza del Teatro la Sonrisa de Burgos las primeras dos semanas, y Luismi Pardo, Virginia Mergal y Pedro Izquierdo las dos siguientes, llevaron la sonrisa y la carcajada a una tierra donde la gran mayoría no había visto antes no ya un payaso, sino ni siquiera teatro.

Tuvieron la oportunidad de actuar en aisladísimos enclaves albaneses en el norte de mayoría serbia, en pueblos serbios que parecen prisiones con su checkpoint de la OTAN en la entrada dándoles protección, en campamentos de desplazados roma, en asentamientos de gitanos Ashkalis o egipcianos, en pueblos donde viven Bosniacos, y también en las perdidas montañas del sur donde habitan los Goranis. Asimismo, se hicieron actuaciones en hospitales, en algunos de los sitios que más sufrieron los estragos de la guerra donde muchos de los asistentes eran huérfanos y viudas, y en escuelas en barrios deprimidos.

Aparte de llevar la sonrisa a poblaciones que por motivos étnicos están aisladas, los Payasos consiguieron, allí donde fue posible, unir las diferentes comunidades. Así, “bolos” como el de Rabovce, donde por primera vez los niños albaneses y serbios del pueblo se reunían para asistir juntos a algo, o Orahovac/Rahovec, Plementina o Kamenica, fueron particularmente felices.

Recibir el entusiasmo de este público agradecidísimo, que absorve como una esponja todo lo que se le da, que aguanta estoicamente incluso bajo la lluvia, es una experiencia muy especial para los artistas.

Y para el que escribe estas líneas, el logista, fotógrafo y cámara de video de la expedición, fue también impagable la experiencia de descubrir el interior de los payasos, su forma de encarar la vida, de regalar a diestro y siniestro ocurrencias y bromas, y darse cuenta cómo están enchufados al sentir de la gente, cómo reciben sus descargas de entrega y cariño, y cómo les afectan estas emociones, muy adentro, bajo la capa de maquillaje sonriente.



Toda la exposición completa en
TERRAdeNINGU.com

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